martes, 26 de julio de 2016

La leyenda en mi cabeza


Cuando tenía 13 años no podía dormir regularmente. Siempre me quedaba a oscuras percibiendo las tenues luces que me llegaban de la calle o a veces de la luna, pero cuando yá las tenía acostumbradas a distraerme y pasaban a aburrirme en toda su monótona compañía las olvidaba y miraba al techo como el último recurso para cansar los ánimos guardados del día anterior. He ahí cuando pasaba a imaginar las cosas por mi cuenta sin ayuda de luces y formas tenues, creaba las mías o me llegaban solas.
Lo veía, rodeando el iris, los colores me encerraban y parpadeaban como algodones de azucar floreciendo en sus secos palos altos. Luego las típicas amebas creciendo y desapareciendo en suspención; y para finalizar el circo, las formas geométricas, que en mayoria venían disfrazadas de círculos y redondos llenos.
A punto de enloquecer yá, llegados a este punto, recurría al remedio de los niños que joden mucho y les cuentan mamádas. Y contaba y recontaba ovejitas cada vez más repetídas y más amistadas. De grupos de a veinte a veces pasaban y otras que ya no pasában, y me dejában contar solo mientras ellas se charlaban tras la cerca. En aquel tan recurrído ejercício aparecía en plena pubertad engañando a mi cerebro con fraudes de curso básico mirando a la oscuridad del techo. Mi mente pedía por lo menos un buén truco adecuado a su estatus adúlto. Así, el yá nombrado, se inventó hacerme correr una rueda en un fondo vacío.
Ahora mas viejo trato de entender el drama existencial de aquélla curiosa obra, pero en ése entónces solo me dedicaba a verla rodar rapidamente y con la energia impregnante de yo, un teatro tan joven. Ahí en mi cráneo la rueda intentaba satisfacer a mi mente cansándola, pero, ¡Oh rueda endemoniada!, no parecía cansar mi mente sino mas bién estimularla.

“Olvídate de todo, y en medio del espacio vacío en un descampado sin fín, plano o cuesta, pón una rueda cualquiera, una rueda esencial y símplemente redonda. Ahora hazla a correr sin la mano, la rueda corre por sí mísma y gira y gira y camina sola pero la rueda así como és rueda que pisa con pie infinito su ritmo al no parar biene a acelerarla y corre y corre, y aunque se encuentre con piedras y baches sigue andando. Te das cuenta en medio de la oscuridad, que con el tiempo y quién sabe cuánto de éste, la rueda aún no há parado. La persigues, te interpones y la haces parar y te esfuerzas...   … ¡Si!, se puede... Pero para eso haz arrugado los puños y apretado la quijada, crujído las sabanas y arqueado los pies. No señor... fué sin mano que comenzó a girar y sin mano acabará su insierto camíno. Tú, tú... Haz perdido contra la rueda, primitivo animal. La rueda fué más que el cavernícola y pasó a ubicarse en su trono en sucesión de la Testa, ¡tu testa!. Ahora tienes una rueda por cabeza y nunca dejará de girar. Y el sueño nunca llegara porque la rueda en la almohada no asienta y sigue acelerando.”

Fué que duró su giro muchos años... ¿cuántos? una década y media, y talvez lo continuaría haciendo hasta despues de mi fín, al recordar la leyenda personal de una rueda poseída por mí y posesa de mi contról. Pero tantos años mientras la dejaba rodar a un lado de mis actividades, las que me distrajesen de su constáncia. Me ayudaron a entender la necesidad personal de un carácter, que escapaba entónces de mi singular sentído común. El acercamiento a la gente, la paciencia que éste requiere y desarrolla, el redescubrimiento de la música; y los tambores, y el replantéo de mi trazo huidízo al dibujar; me permitieron un día cualquiera recordar aquella extraña preséncia de mi antesueño, y ése día, ése segúndo con todos los músculos quietos, mirándola con soltúra enfocado en su giro …

… sin más. Fué una grán leyenda de mi cabeza y hoy me parece extraño recordar jamás haberla compartído, nunca hacerla más leyenda a travez de otros y sus noches en el tiempo cuando mi cabeza no era cabeza. ¡Bien! Buenas Noches, esta noche.

Rodri M J

jueves, 17 de marzo de 2016

¡Festival de cine Boliviano!

¡Hola! Para éste próximo Día del Cine Boliviano los invito a todos... todos, comúnes y vulgares, vulgares como yo y comúnes como las almas sápidas de bien sentarse, a celebrar de un buen Festival y un mísmo espíritu.
¡Quedan todos Comunicados! ... y con todos me refiero a los todos quienes vengan a Oruro.